
¡Esto no es el sur!. Con este carácter rotundo y aparentemente intransigente en sus ideas nos adentramos en los cambios de actitud, en las reflexiones y en los recuerdos de Salvatore.
La juventud de Simonetta y Valerio, su corporalidad, su fuerza y su inexperiencia... Nos sorprende aceptando unos pantalones en una mujer, ayudando en las tareas, sirviendo a su hijo, practicando con un pelele esos botones que se le resisten o enseñando a un antropólogo que trabaja en lo que puede.
Cantantote, su gran enemigo, ha empeorado y aunque se alegra parece que otros factores han cobrado más importancia en su vida. Hortensia...
Su nuera deja unos días la casa a los Roncone, jornadas de “honda convivencia calabresa”, de sangre. Sangre como la que extrae a su nieto el pediatra, llamado así sólo en Milán, o como la que sale de su cuerpo cuando la Rusca esta movida... muchas son las imágenes sobre la sangre, esa que hace sentir una “felicidad que duele”. ¿Cuántas cosas significa para nosotros la sangre? Para nuestro personaje parece estar claro. ¡Grande la Vita!