Estamos leyendo.... La evolución de Calpurnia Tate (Jacqueline Kelly) en Zaragoza

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martes, 29 de marzo de 2011

El impulso de la felicidad...

“¿De qué pasta estás hecho para aceptar perder una ciudad tras otra, una patria tras otra, una mujer tras otra sin luchar nunca, sin sentirlo nunca, sin mirar nunca atrás? -Entre la Andalucía que dejé y el paraíso que me está esperando, la vida es sólo una travesía. No voy a ninguna parte, no codicio nada, no me ato a nada, me fío de mi pasión por la vida, de mi instinto de la felicidad, y también de la Providencia. ¿No fue eso lo que nos unió?”
¿Es realmente cada vida una travesía, un periplo, un viaje? Muchos han sido los que así lo han interpretado. ¿Tenemos instinto de felicidad? ¿Es por ello por lo que tomamos las decisiones que nos hacen ser quienes somos? Hasan ha dejado a toda su familia en Fez. Cuando muchos son los que parten de El Cairo, asolada por una peste, que no entiende de religiones, él se sumerge en un país marcado, todavía hoy, por su antiguo esplendor. El papá Clemente IV, en Aviñón, consagrará el Ródano para poder echar allí los cadáveres, “gran mérito tiene Egipto de ser musulman cuando el Nilo y la peste se ajustan aún al calendario de los faraones”. El amor de nuevo le hará partir, protegiendo al hijo de Aladino, ahora hijo suyo, posible aspirante al trono de Constantinopla. Regresará a Fez, buscará a Harún y su hermana, acabando por Barbarroja en la mismísima corte de Selím I, el cruel, aquel del que debían huir. De poco le servirá contar lo que ha oído, no evitará que el Egipto mameluco, con Tumanbay al frente, caiga frente al poderoso Imperio Otomano. Los principales personajes y hechos del Mediterráneo en el S. XVI pasan ante los ojos de nuestro viajero, aquel que ya en aquellos tiempos pensaba que la vida es una travesía y que debemos de intentar que sea feliz.


miércoles, 16 de marzo de 2011

Inesperada travesía es mi vida


Hasan parte con su tío a una misión diplomática, en una caravana “de cerca una aldea, de lejos una comitiva”. Y logra así transportarnos a un mundo de contactos diplomáticos y comerciales entre gentes, alejadas, un mundo de especias, oro, tintes, alimentos, sal, tejidos, seres humanos... Un mundo de guerras en el que sean castellanos, portugueses, árabes... no es igual para los dirigentes que para los padres, madres hermanas, de los muertos. Un mundo doble en el que la riqueza alimenta la superstición, como a Hasan, dado que otorga la conciencia de que la “fortuna depende menos de los menos de los méritos que de la suerte” y la pobreza alimenta la sumisión, la dependencia, la entrega a la voluntad, divina o no.

El contacto con África negra nos lleva a lo mágico, al azar, a lo explicado de otros modos. Jali no baila para cruzar el río de Um Yunaiba, su honor no lo acepta, contrae las fiebres cuartanas, no regresará a Fez. Esa historia oculta, casi desconocida, las pocas fuentes al respecto, el orgullo de árabes y europeos, la explotación a la que se ha sometido a esa parte de nuestro planeta desde siempre, quizás son las que han contribuido a como en tantas otras cosas convertir África en lo “otro”.

Tombuctú, la ciudad de los 333 santos, la entrada al desierto del Sáhara, la ciudad prohibida para los no musulmanes, la ciudad de barro. Dicen que el primer europeo que entró fue Hasan, León el africano. El primero no musulmán fue Gordon Laing, escocés, en 1826, lo expulsaron, murió en el desierto.

Junto a esas travesías, la travesía de la vida misma transcurre en los años de Hasan, sus amores, su fortuna perdida igual que ganada, su familia. Azar, idas y venidas que lo llevan a Egipto.

miércoles, 2 de marzo de 2011

Opuestos...

¿Valoramos la vida porque sabemos que la muerte es inevitable?, “si no fuera inevitable el hombre habría perdido toda su vida evitándola. No habría arriesgado nada”. Como el silencio da sentido a la la palabra, la enfermedad a la salud.

Hassan junto a su amigo Harúm nos lleva a través de opuestos al descubrimiento de una ciudad árabe en el S. XVI. Una ciudad viva, de mercados y plazas mágicas, de baños, de inquietudes y conductas. De hechos reprobables y críticas a matrimonios apalabrados por interés, de truhanes salteadores de caminos, saltimbanquis, adivinas... De mentiras necesarias para no perder la esperanza, llaves de casas de Granada, de ése origen difícil de perder.

En toda guerra orden y desorden son cómplices”. Grandes acontecimientos y sucesos que sí han pasado a la historia nos enmarcan entre líneas nuestra aventura. Las pragmáticas de la pureza de sangre obligaban a convertirse a todos aquellos que hubieran sido bautizados. Las revueltas ante el incumplimiento de las Capitulaciones de Granada. Melilla amurallada por los castellanos. Tensiones entre Turcos y Persas que impiden mirar a la perdida Granada...“En toda guerra orden y desorden son cómplices”.


Allí, pequeñito, nuestro personaje nos introduce en colores, sonidos, pesares y alegrías, impotencia y orgullo en un contexto complejo al que a veces le ha faltado esta historia, de personajes más anónimos, más cercana a los sentimientos.