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lunes, 22 de noviembre de 2010

“Tres rosas amarillas”


“Tres rosas amarillas” es un relato del escritor norteamericano Raymond Carver. En él rinde homenaje al autor ruso Antón Chejov, famoso por sus obras de teatro naturalista (Tio Vania, El jardín de los cerezos…) pero reconocido sobretodo por ser uno de los maestros del cuento en la literatura universal.

Hijo de un tendero y nieto de un siervo que compró su libertad, Chejov empezó a escribir para aliviar las penurias económicas de su familia y pronto se convirtió en un narrador muy prolífico, famoso y reconocido.

En “Tres rosas amarillas” Carver nos describe sus últimos años de vida, siempre viajando en busca de climas favorables a la tuberculosis que padecía y sin darle demasiada importancia a su enfermedad a pesar de ser médico. Chejov vive tan absorto por su trabajo que desespera a los doctores que le atienden. Espectadores impotentes de cómo se le escapa la vida al autor ruso.

El genial novelista Leon Tolstoi, gran admirador suyo, lo visita durante su convalecencia y escribe en su diario que se siente feliz de amarle. Carver describe el encuentro basándose posiblemente en el susodicho diario que, según nos refiere, todo el mundo acostumbraba a llevar en la época. Así se presentan en el relato dos enormes figuras de la literatura, grandes analistas de la vida rusa, cada uno en su estilo. Tolstoi desde una postura más moral y espiritual (aunque sin olvidar en la práctica su compromiso con los más humildes y con los animales) mientras que Chejov se expresa de forma más pragmática y directa, no puede creer en nada que al menos no se perciba por un sentido. Él se siente incapaz de mostrar más allá de cómo interactúan sus personajes entre sí y de cómo enfrentan los dilemas de la vida. Tolstoi, que admira la forma de sus relatos, le recriminará precisamente una falta de perspectivas más elevadas. Perspectivas que Chejov se siente incapaz de visualizar, para él lo importante es el aquí y ahora.

Acompañado por su esposa, la actriz Olga Knipper, con la que muchas veces mantenía relación a distancia debido a los compromisos laborales de ella y a la quebrantada salud de él, terminará recalando en Badenwweiler, ¿Ignorante de la gravedad de su estado? ¿Optimista hasta el fín?

Ya en fase terminal los últimos minutos de sus vida brindara por nada junto a su compañera y el médico, así se apagará, en la mente de Carver, la magia de Antón Chejov, optimista aunque resignado. Mientras la vida sigue, aunque él haya cerrado los ojos. El mozo pese a todo se agachará y recogerá el corcho del champán a la mañana siguiente, con un jarrón con tres rosas amarillas. No sabemos si el jarrón se le cae o no, lo cierto es que Chejov fue transportado a Moscú en un camión refrigerador para ostras.

El propio Carver ha sido llamado por la crítica el “Chejov americano”. Con un estilo directo sus escritos nos presentan a gente común que intentan sobrevivir a la monotonía cotidiana o que se ven abatidos por decisiones erróneas en sus vidas y por una realidad que les supera.

1 comentario:

Pedro dijo...

¡Sorprendente! este pequeño libro que acabamos de terminar su lectura y comentarios.

En el ultimo capitulo se ha notado la ausencia de divorcios y desaveniencias matrimoniales que el autor nos ha mostrado en todos los anteriores.

Un punto me ha llamado la atencion, el que entre algunas calificaciones, se llega a denominar como "bella" a la muerte.
Sinceramente, por muy buen morir que se tenga, creo que jamas la muerte me parecera bella.

Arancha nos ha enseñado como interpretar diversas situaciones de la lectura, que sin sus explicaciones, por lo menos en mi caso, me resultaban bastante incomprensibles.

Saludos.