Calpurnia Tate tiene once años, es la única chica de siete hermanos en Cadwell una pequeña localidad de Texas. Transcurre el caluroso verano de 1899, dotada de una gran capacidad de observación se pregunta si el calor hace que haya más insectos y logra que salgan las lombrices para la pesca de sus hermanos echando agua en la tierra durante varios días. Su hermano mayor le regala un cuaderno destacando su gran capacidad de observación y la llama naturista. “Persona que profesa las ciencias naturales o que posee de ella conocimientos”. Motivada por esas palabras se propone observar y apuntar aquello que ve. Surgen muchos interrogantes. Ante la falta de respuestas venciendo el miedo pregunta a su abuelo. Éste le insta a descubrirlo por sí misma. Calpurnia buscará las respuestas en El origen de las especies 1859, la obra de Charles Darwin, libro que le prestará su abuelo al enterarse de que no se lo han prestado en la Biblioteca, resulta muy difícil de entender para ella.
Las charlas, excursiones en busca de espécimenes, los ratos en la Biblioteca con su abuelo le enseñarán la importancia de la observación y del método para poder llegar a conclusiones fidedignas.
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